jueves, 18 de mayo de 2017

Este colirio promete tratar la degeneración macular asociada a la edad

La degeneración macular asociada a la edad es una de las principales afecciones vinculadas a la ceguera en la tercera edad. Una condición médica que podría multiplicarse en el futuro debido al envejecimiento progresivo de la sociedad.

Sin embargo,
un nuevo y revolucionario colirio promete un tratamiento eficaz contra este problema.


Degeneración macular

Desarrollado por un equipo de científicos de la Universidad de Birmingham (Reino Unido), este colirio podría tener el potencial de revolucionar el tratamiento contra la degeneración macular, que provoca que el paciente pierda gradualmente su visión central, generalmente en ambos ojos.

Lo que han hecho los científicos dirigidos por la bioquímica Felicity de Cogan, del Instituto de Inflamación y Envejecimiento de la Universidad de Birmingham (Reino Unido), es convertir en colirio lo que antes solo era una serie de dolorosas inyecciones en el ojo, que además también aumentaban el riesgo de producir ceguera. De hecho, sus experimentos en laboratorio han obtenido los mismos resultados que el fármaco inyectado directamente en el ojo.

El colirio emplea un péptido penetrante de células (CPP) para administrar el fármaco a la parte relevante del ojo en cuestión de minutos.

martes, 16 de mayo de 2017

Logran producir células madre 'inmortales' capaces de fabricar sangre artificial de forma casi ilimitada

 
 
Científicos de la Universidad de Bristol, en Reino Unido, han logrado producir de forma prácticamente ilimitada glóbulos rojos a través de células madre adultas sometidas a un proceso que las vuelve casi inmortales, un avance que puede suponer una revolución médica para las trasfusiones sanguíneas. En la investigación, los científicos han utilizado células madre adultas que son capaces de producir células sanguíneas de forma natural,

A través de un artículo publicado en Nature Communications, Dave Anstee, autor principal del estudio, explicó que en promedio cada célula madre produce aproximadamente 50 mil glóbulos rojos antes de desaparecer. Los investigadores transformaron las células madre adultas en una línea de células madre llamadas eritroides inmortalizadas que cuentan con la capacidad de poder cultivarse indefinidamente e ininterrumpidamente a partir de estos glóbulos rojos prematuros, antes de ser diferenciados en glóbulos rojos maduros. Las células han sido bautizadas como Bristol Erythroid Line Adult, o células BEL-A.
Para evitar que dejaran de producirlas los científicos transformaron las células madre adultas en una línea de células madre llamadas eritroides, “que cuentan con la capacidad de poder cultivarse indefinidamente e ininterrumpidamente a partir de estos glóbulos rojos prematuros, antes de ser diferenciados en glóbulos rojos maduros”.
Este hito en medicina supondrá una ayuda esperanzadora y una alternativa a las donaciones de sangre por parte de donantes humanos, puesto que la sangre artificial será mucho más eficaz para uso médico que las donaciones de las que se disponen actualmente.

Encontrar donantes de grupos sanguíneos raros como el O- o incluso la sangre más rara del mundo como el B- ya no será un problema, puesto que gracias a este nuevo sistema podrá contarse con todos los tipos necesarios de sangre fabricados artificialmente a medida gracias a estas células madre 'inmortales'.
Por si este beneficio no fuera suficiente, otro de los puntos positivos de emplear este nuevo sistema es que la sangre no transmitirá enfermedades. Litros y litros de sangre listos para salvar vidas.

Por su parte Jan Frayne, bioquimico de la Universidad de Bristol, declaró; “Hemos generado la primera línea erythroide humana inmortalizada humana … y al hacerlo, hemos demostrado una manera factible de fabricar de manera sostenible los glóbulos rojos para uso clínico de cultivo in vitro”.
"Los pacientes potencialmente más beneficiados son aquellos con enfermedades complejas, como la anemia de células falciformes y la talasemia, que pueden requerir múltiples transfusiones de sangre. La intención no es reemplazar la donación de sangre sino proporcionar tratamiento especializado para grupos de pacientes específicos", explica Dave Anstee, Director de la Unidad de Investigación de Sangre y Trasplantes de NIHR en Red Cell Products y coautor del trabajo.

Motivos (científicos) por los que te tiene que dar más el sol

 
 
Combate la hipertensión, previene el asma, reduce los casos de cáncer, frena las enfermedades autoinmunes, refuerza las defensas y aumenta la libido. Y no hay que irse muy lejos para dar con esta píldora. De hecho, la puedes conseguir con sólo salir a la calle un día soleado sin gastar ni un euro. Como lo oyes. La luz del sol ha demostrado tener efectos tan beneficiosos para nuestra salud que los profesionales de la medicina ya equiparan su importancia con la de la dieta sana, el ejercicio físico y el descanso nocturno.
Parte de sus bondades se deben a que el sol activa en la piel humana la producción de vitamina D, un nutriente esencial que, entre otras cosas, ayuda al organismo a absorber el calcio que necesita para tener unos huesos sanos. Entre el 50 y el 90% de la vitamina D que corre por nuestras venas se genera bajo la influencia de Lorenzo. El resto procede de la yema de huevo, los pescados grasos y los productos lácteos enriquecidos de la dieta. Cuando escasea, junto a los problemas óseos aparecen la diabetes, la esquizofrenia, la fibromialgia y las enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer. Incluso se duplica el riesgo de morir por un fallo cardíaco.
Además de que al menos 17 variedades de cáncer se asocian con esta carencia, entre ellos de sangre, mama, próstata y colon. Para rematar, sin la vitamina del sol nuestro estado de ánimo decae y el cerebro se vuelve más vulnerable a los tóxicos químicos.
Por si fuera poco, los rayos solares le cargan las pilas a tu sistema inmune. Concretamente a los linfocitos T, piezas clave del batallón que nos defiende frente a las infecciones. Un estudio de la Universidad de Georgetown (EE UU) demostró que la luz azul del sol hace que las células T se muevan más rápido y lleguen antes allí donde se necesita su intervención, como el foco de una infección.
Más aún, la luz natural se lo pone difícil a las enfermedades autoinmunes. Sobre todo a la esclerosis múltiple, una patología en la que la cubierta que protege a las neuronas se daña, causando entumecimiento, problemas para caminar y coordinar movimientos, temblor y debilidad en brazos y piernas y hasta espasmos. Con la misma eficiencia con la que aviva a las células defensoras, el sol frena a los linfocitos que, por error, han iniciado un autosabotaje y atacan al propio cuerpo. Y se traduce en que esta compleja enfermedad incurable evoluciona más despacio, tal y como sacaba a la luz una investigación de la Universidad Wisconsin-Madison (EEUU).

UN PASEO DE 15 MINUTOS

A esto se le suma que, si es hombre, basta con que dés un paseo de 15 minutos bajo el astro rey para que tus niveles de testosterona se incrementen. Con esta hormona se dispara su deseo sexual y su libido, que suelen ser más bajos en invierno precisamente por la escasez de horas de luz. Por otra parte, independientemente del género, caminar o estudiar bajo el sol es una opción interesante en época de exámenes. No sólo porque nos espabila sino porque, a nivel cerebral, cuando circula vitamina D a raudales por nuestras venas tenemos más capacidad de atención y procesamos la información más rápido, además de obtener mejores resultados en tests cognitivos.
La cosa no acaba ahí. Ahondando un poco más, científicos de la Universidad de Edimburgo (Escocia) demostraron hace poco que la luz natural aumenta la concentración de óxido nítrico que circula por la sangre. Esta molécula provoca una caída importante de la presión arterial, lo que explica la flojera que nos invade tras una hora expuestos a los rayos ultravioleta. De hecho, podemos afirmar que exponerse al sol es el modo más natural de prevenir la hipertensión, el principal factor de riesgo para el desarrollo de enfermedades cardiovasculares, que son la principal causa de muerte en todo el mundo, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Si la luz natural es una panacea, la eléctrica puede resultar un auténtico azote para la salud. Para empezar porque parte de la culpa de la epidemia de michelines y lorzas que castiga al mundo en el siglo XXI la tiene un invento que data de 1879: la bombilla. Según un estudio de la Universidad de Aberdeen, en Escocia, abusar de la luz artificial desincroniza el reloj interno con respecto al ciclo natural de 24 horas, alterando los sistemas cerebrales que regulan el metabolismo y aumentando el riesgo de padecer obesidad y diabetes. Además de que la luz brillante a media tarde o por la noche aumenta los niveles de glucosa, lo que se traduce en incremento de la grasa corporal y ganancia de peso.

MENOS BOMBILLA

No es el único lastre para la salud que acarrea abusar del invento de Edison. La exposición al brillo de las pantallas del ordenador, la tableta y el teléfono móvil provoca insomnio, de acuerdo con una investigación llevada a cabo en el Instituto Politécnico Rensselaer de Nueva York. En concreto, una exposición de dos horas antes de ir a la cama mengua los niveles de la melatonina -la hormona que regula el sueño- en un 22%, reduciendo el tiempo que pasamos en brazos de Morfeo.
A esto se le suma que quienes de niños duermen con la luz encendida tienen muchas más papeletas para desarrollar miopía en la adolescencia que aquellos que descansan a oscuras. Y si al llegar a la vida adulta tu dormitorio no está completamente a oscuras, ten en cuenta que le estás allanando el camino al cáncer. Argumentos de sobra para apagar la lámpara por la noche y pasar las mañanas al sol o, al menos, cerca de una ventana.
Claro que nada de esto justifica que nos atiborremos de baños de sol. A pesar de sus ventajas, el abuso de las radiaciones ultravioletas no está exento de riesgos. En especial para la piel, que no sólo envejece cuando se expone repetidamente sin protección sino que, además, es más propensa al cáncer.

MINUTOS POR ESTACIÓN

Investigadores de la Universidad Politécnica de Valencia han estimado el tiempo necesario de exposición a la radiación solar para obtener las dosis recomendadas de vitamina D. En invierno llevamos tanta ropa que necesitaríamos pasar hasta 150 minutos diarios bajo el sol. Sin embargo, en primavera y verano basta con unos 10 minutos de exposición alrededor de las 13.00 horas o 20 minutos desde las 15.00 hasta las 17.00 horas para obtener las dosis recomendadas. En octubre sería suficiente con 30 minutos.
 
Los años tampoco pasan en balde en lo que respecta a la síntesis de vitamina D. La edad disminuye la capacidad de producirla a partir de los rayos UV. Según los expertos, los adultos de mediana edad tienen un 66% del potencial en comparación con los críos.

El origen de la alopecia y de las canas deja de ser un misterio

Gracias a la serendipia (un descubrimiento o un hallazgo afortunado e inesperado que se produce cuando se está buscando otra cosa distinta) ahora ya sabemos la razón exacta que subyace a la calvicie y la aparición de las canas, tal y como sugiere un estudio que ha sido publicado en la revista Genes and Development.
 
Los responsables del hallazgo han sido investigadores del Centro Integral de Cáncer Harold C. Simmons de la Universidad de Texas Southwestern en Dallas.

Este material hace la fotosíntesis, absorbe CO2 y genera energía como si fuera una planta

Un equipo estadounidense de investigadores ha inventado un nuevo material combinando titanio y moléculas orgánicas. En su seno tiene lugar una reacción similar a la fotosíntesis: absorbe luz y CO2 para producir compuestos que pueden utilizarse como fuente de energía.
 
 
Para hacer la fotosíntesis las plantas absorben dióxido de carbono, un compuesto fundamental en la reacción que les proporciona energía para sobrevivir. Es así como reducen la cantidad de este gas de efecto invernadero en la atmósfera, contribuyendo a disminuir una concentración que ha alcanzado unos niveles tan alarmantes que, según prevén los científicos, constituyen un punto de no retorno.
 
Además de evitar la pérdida de masa vegetal o llevar a cabo replantaciones para conservar los sumideros naturales del planeta, los expertos trabajan en alternativas artificiales destinadas a atrapar el CO2 con el objetivo de frenar las temibles consecuencias del cambio climático. Una de las más recientes es la desarrollada por un equipo de científicos dirigido por un profesor e investigador de la Universidad Central de Florida: han inventado un nuevo material que, emulando la fotosíntesis de las plantas, absorbe dióxido de carbono y luz y produce energía.
 
Aunque de momento sólo lo han fabricado en pequeñas cantidades en el laboratorio, el fluido podría utilizarse en instalaciones cercanas a plantas de generación de energía. “El gas sería succionado en la estación, pasaría por el proceso y reciclaría los gases de efecto invernadero produciendo energía que volvería a la planta”, ha explicado Fernando Uribe-Romo, el docente responsable del hallazgo.
 
Otra posibilidad, apunta Uribe-Romo, es integrar el material en tejas o baldosas que se colocarían en el tejado de las casas, limpiando el aire de dióxido de carbono y generando energía al mismo tiempo. Esta aproximación requiere el desarrollo de “nuevas tecnologías e infraestructuras” pero, para el investigador, es factible.
 
La luz, un factor clave
 
El nuevo material es una combinación de un metal (el titanio) y moléculas orgánicas (los N-alquilo-2-amino tereftalatos). El cóctel, perteneciente al grupo de estructuras metal-orgánicas (MOF por sus siglas en inglés), atrapa el CO2 en sus poros y cada ingrediente tiene un papel en el proceso de transformación: los compuestos orgánicos actúan como una antena que absorbe luz y aporta electrones que el óxido de titanio utiliza para convertir el gas en energía.
 
La sustancia toma únicamente la luz con longitudes de ondas correspondientes al color azul en el espectro electromagnético, que sirve de desencadenante de la reacción en la que el dióxido de carbono se transforma en formatos y formamidas, compuestos que pueden utilizarse como fuentes de energía.
 
 
 
Esta no es la primera vez que se trabaja en el desarrollo de este tipo de combinados químicos, pero “diseñar materiales que absorban un color específico de luz es muy difícil desde el punto de vista científico”, advierte Uribe-Romo. La cosa se complica si, además, la luz debe provocar una reacción tan concreta.
 
Otros materiales que absorben luz visible, como el platino, el renio o el iridio, son demasiado escasos y caros para utilizarlos a gran escala en la fabricación de esta especie de dispositivos de fotosíntesis artificial. No ocurre lo mismo con el titanio, el metal elegido por el profesor y su equipo, que probó su eficacia en el laboratorio en pequeños recipientes a los que irradiaron con ondas lumínicas en un fotorreactor.
 
Pese a parecer prometedor, para lograr que el proceso sea viable a gran escala los investigadores aún tienen que aumentar su eficiencia y conseguir que los compuestos absorban un espectro más amplio de luz. Si finalmente alcanzan su objetivo, quizá en el futuro podamos recubrir el tejado con tejas fotosintéticas con las que generar electricidad y ahorrar en las facturas mientras protegemos el medio ambiente.

miércoles, 3 de mayo de 2017

Cinco inesperados hábitos que hacen que tengas gases

¿Es por las legumbres? ¿Te has pasado con los refrescos? Puede que no. Mascar chicle, fumar o beber en pajita pueden ser los responsables de que te pases medio día con retortijones y molestos gases que en demasiadas ocasiones expulsas de tu ser de manera descontrolada.
 
Socialmente está mal visto y a nadie le resulta agradable que las personas que les rodean se líen a eructar y gasear los espacios compartidos, pero la realidad es que a todos nos ocurre y es algo natural. Según un estudio realizado por el Instituto de Salud Digestiva y Diabetes de EEUU, las personas producimos entre medio litro y dos litros de gas al día, y lo vamos expulsando en forma de eructos y flatulencias que computan unas 14 veces diarias.

Claro que no tienes que llegar a esa cantidad y hay posibilidades de controlar la cantidad de gases nobles que acumulas para no quedar en ridículo con tus compañeros, amigos y familiares atufándoles la jornada. Reducir el consumo de bebidas gaseosas y de alimentos que inciden en la aglomeración de gases, como algunas verduras o legumbres, puede ser una buena idea, pero no sólo debes controlar tu dieta.

¿Son alguno de estos hábitos comunes en tu día a día? Abandónalos y notarás que las flatulencias, los retortijones y los eructos inesperados dejan de hacerte quedar en ridículo una y otra vez.

1. Beber directamente de la botella

Cuando tus padres te decían aquello de “coge un vaso y no bebas directamente de la botella” no lo hacían solo por lo antihigiénico de andar chuperreteando varias personas un mismo envase, también pensaban en tus tripas y el cúmulo de gases.



Cuando nuestra boca envuelve la boquilla nos estamos tragando todo el gas de la botella y, por lo general, terminamos por eructar para darle salida. Si quieres dejar de tener flato, empieza por servirte el contenido de la botella en un vaso y, sobre todo, bebe con calma y sin dejar que entre más aire en la boca que líquido.

2. Beber a través de una pajita

Cuando absorbemos el líquido de un recipiente a través de una pajita estamos haciendo el gesto de hinchar un globo, pero a la inversa. A medida que bebemos estamos inhalando aire que va directo a nuestro vientre, el combo perfecto para que acabes a tope de gas y a tu cuerpo le urja deshacerse de él por la vía más rápida que encuentre…

Te lo acabamos de decir y no es broma: ¿qué tal si empiezas a beber tranquilamente utilizando un vaso? Aunque creas que no, sin pajita de por medio tu mojito sabrá igual de dulce y sabroso.

3. Comer demasiado rápido

No tienes mucho tiempo y encima llegas a la hora de comer con un hambre tan atroz que terminas por engullir. Mal. Deglutir a toda velocidad no sólo te llena el estómago de alimentos, sino también de aire. Comer a la velocidad de la luz puede generar molestos problemas intestinales que van desde el aumento de peso hasta el reflujo gástrico, y con este último mejor andarte con cuidado.

Presta atención a lo que comes, siéntate bien en un ángulo de 90 grados y mastica los alimentos entre 20 y 40 veces antes de tragarlos. De esta forma, reducirás la ingesta de aire –y, en consecuencia, el cúmulo posterior de ruidosos gases– y de paso conseguirás que tu metabolismo funcione a la perfección para
quemar esos kilos de más que lucen tus caderas, muslos y abdomen. ¡Todo ventajas!

4. Fumar

El efecto de fumar es similar al problema que te encontrabas cuando bebías de una pajita, sólo que aquí tragas aire y gas al inhalar el humo. Ojo, que para convertirnos en entes gaseosos no hay diferencia entre si fumamos tabaco convencional, de liar o los cada vez menos de moda cigarrillos electrónicos.
En los paquetes no lo ponen, pero deberían añadir que fumar aumenta radicalmente el riesgo de acumular una cantidad inaudita de gases nobles que podrían hacerte pasar un mal rato.





5. Mascar chicle

Uno de los grandes responsables de que eructes y te tires pedos sin previo aviso es el aire de más que tragas
cuando masticas un chicle. Muchas personas se sienten aliviadas de estreses o sacian la sensación de hambre a través de ellos, pero entre los gases, los azúcares de más o los dañinos edulcorantes artificiales de los chicles sin azúcar, la realidad es que están dejando sus estómagos finos.

Calcula cuánto tardan en empezar a brotar de manera incontrolada esos molestos y
no bien vistos gases nobles después de mascar chicle, quizás no hayas dado con la clave de tus problemas.
 

¿Y si ser infiel fuese algo genético?

Decía Woody Allen en Manhattan que la gente "debería aparearse para siempre con las mismas personas, como los católicos o las palomas". Si se hiciera un remake de esa película, ya se podría añadir un nuevo colectivo: los ratones de Oldfield.

Estos pequeños roedores, que viven al sudeste de Estados Unidos, no solo son monógamos, son también un ejemplo de conciliación. Cuando la hembra se queda preñada, el macho, lejos de largarse por ahí con sus amigos, se afana en la construcción de un nido para el nuevo miembro familiar. Luego, cuando la cría nace, el macho los lava, los protege y los mantiene calientes. Y, por supuesto, se mantiene fiel a su pareja.

Según
un estudio de la Universidad de Harvard, la explicación a esta actitud tan poco habitual entre mamíferos podría estar en los genes.

Todo empezó cuando un grupo de biólogos se percataron de un sorprendente fenómeno. Los ratones de Oldfield comparten territorio con otros roedores, los ratones ciervo. Estos últimos llevan un estilo de vida totalmente diferente: son polígamos y no se sabe de un solo ratón ciervo macho que se haya quedado en la ratonera para cuidar de sus crías.

Lo llamativo del asunto es que los ratones de Oldfield y los ratones ciervo pueden tener descendencia juntos… pero prefieren no tenerla. Y eso le dio una idea a Andrés Bendesky, investigador postdoctoral en Harvard.

Se le ocurrió cruzar esos ratones, los de Oldfield y los ciervo, y observar el comportamiento de sus descendientes a lo largo de dos generaciones. Todo, por supuesto, en condiciones controladas. El resultado ha sido el esperado: alguno de los descendientes son unos padres terribles, otros regulares y unos pocos han resultado ser unos padres modélicos. Algunos son monógamos y otros unos viva la vida.

Al analizar el ADN de todos esos ratones, los científicos han encontrado doce tramos de ADN que, aseguran, están relacionados con esa gama de comportamientos. Algunos tramos afectan a una habilidad concreta (por ejemplo, hacer buenos nidos) y otros a engloban una serie de capacidades (hacer buenos nidos, limpiar bien a los retoños, etc).

Los investigadores se centraron entonces en un gen concreto que codifica una hormona llamada vasopresina. Esta hormona se encarga de controlar la presión sanguínea y el flujo de agua a los riñones. Y, al parecer, puede influir en el comportamiento. En concreto, es la responsable de que los ratones de Oldfield desarrollen su ejemplar actitud paternal.

¿Es trasladable algo de esto a los humanos? Puede que sí. Existe
un estudio, fechado en 2012, donde se segura que los cerebros de los padres humanos generan vasopresina cuando ven a sus vástagos. Pero, si tu plan es justificar infidelidades con un artículo de Nature, me temo que tendrás que seguir esperando.