Cuarenta y ocho horas, para ser exactos. Eso es lo que necesitaron los nano-robots para encontrar los tumores, anclarse con éxito a las células vasculares relacionadas con ellos y causar coágulos de sangre para cortar el suministro de sangre. Una pequeña inyección es capaz de estrangular, reducir e, incluso, acabar con el cáncer en solo 48 horas.
Es un paso fundamental en la investigación contra el cáncer. Tal y como explicaban los investigadores de la Universidad Estatal de Arizona (ASU) y el Centro Nacional de Nanociencia y Tecnología de China en Nature Biotechnology, esta revolucionaria tecnología ha sido probada exitosamente en ratones y cerdos. El siguiente paso son los humanos.
ADN programado para acabar con el cáncer
Aunque la idea de usar "robots nanoscópicos" no es nada nueva y, de hecho, hay películas de los sesenta con ese argumento, los nano-robots de ADN sí son un campo de investigación relativamente reciente. Básicamente, su funcionamiento se basa en hacer que el ADN programado se pliegue sobre sí mismo como si de origami se tratase y, en el momento justo, hacer que se despliegue listo para la acción.
Es decir, listo para administrar fármacos determinados en unas células determinadas. Para ello, utiliza los aptámeros, unos anticuerpos químicos que se dirigen específicamente a ciertas proteínas que abundan en las superficies de las células tumorales (pero no de las células sanas).
Una precisión que promete revolucionar la quimioterapia
Se trata, como decía, de un gran avance en la lucha contra el cáncer. Los métodos actuales de quimioterapia son muy agresivos y destruyen muchas cosas camino a acabar con las células tumorales. La precisión de esta técnica nos da esperanzas muy serias de una revolución dentro del campo quimioterapéutico. Solo queda esperar a los ensayos con humanos.