Déjate de cuchillas: si el láser funciona para la depilación,
¿por qué no iba a hacerlo en el afeitado de tu cara?
Desde que los negocios
digitales empezaran a revolucionar nuestra historia reciente, gran parte de
ellos se han basado en una sencilla (y a la vez complicada) premisa:
tecnologizar un servicio que ya funcionase de manera offline.
Y en esas estamos ahora. Y es
que, aunque parezca que ya todo ha pasado por el tamiz tecnológico, aún hay
sectores tradicionales que necesitan un buen baño de digitalización. Y este del
afeitado parece ser uno de ellos.
La cosa es que si los láseres
han demostrado ser más que eficientes a la hora de llevar a cabo casi todo tipo
de depilaciones, ¿por qué no iban a poder ser aplicables también al afeitado de
la barba masculina en el día a día?
Eso es precisamente lo que se
propusieron en su momento los creadores de Skarp, una maquinilla
de afeitar desarrollada por una empresa de California que pretende acabar de
una vez por todas con las tradicionales cuchillas de afeitar para sustituirlas
por una tecnología que, aun sembrando algunas dudas, parece bastante prometedora.
Un láser que puede con
cualquier pelo
El secreto de Skarp reside en
un láser de baja intensidad que, según sus creadores, es capaz de cortar el
vello. Además, desde la compañía aseguran que su invento es capaz de cortar
pelo de cualquier color, lo que supondría una verdadera innovación, ya que los
láseres actuales, por el momento, sólo pueden hacerlo con pelo de color negro.
Detrás de Skarp hay una segunda
intención: acabar de una vez por todas con los interminables recambios de
cuchillas de afeitar y con el doloroso gasto que ello conlleva en una persona
que se afeite a diario.
Sin embargo, los
desarrolladores de Skarp no lo están teniendo nada sencillo en su aventura
emprendedora: a pesar de que la compañía
recaudó más de 4 millones en Kickstarter, la campaña de
crowdfunding fue suspendida.
Según explicaron desde la
propia Kickstarter, la suspensión del proyecto se produjo al comprobar que
Skarp no estaba cumpliendo con los plazos comprometidos a la hora de presentar
unos prototipos que, por su complejidad tecnológica, habían de ser comprobados
por la comunidad para que todos los mecenas se asegurasen de no estar apoyando
ningún tipo de fraude (algo en lo que, por desgracia, ya tienen
experiencia en Kickstarter).
Primero Kickstarter,
después Indiegogo
Sin embargo, este frenazo no ha
detenido a los desarrolladores de Skarp, que se han decidido a lanzar una nueva
campaña de crowdfunding. Esta vez en
Indiegogo, donde han confiado en los plazos y la palabra de la
compañía.
La cosa no va nada mal por el
momento: aunque Skarp aún no se acerca –ni de lejos– a los cuatro millones de
euros que consiguieron en Kickstarter, sí han conseguido estar en la órbita del
medio millón en muy pocos días de funcionamiento.
Habrá que ver si finalmente el producto
sale adelante o, por el contrario, acaba engrosando la (aún minoritaria) lista
de fracasos del crowdfunding.
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