Imagina un caza de
última generación volando más allá de la velocidad del sonido. Tiene en el
radar a un viejo F-15, incapaz de detectar su
presencia más allá del horizonte. Aminora, fija el blanco, suelta sus misiles y
aguarda el inevitable resultado. De repente, el F-15 Eagle dispara un láser
de 120 kW contra cada misil, los derriba sin realizar la más mínima maniobra
de evasión y sigue volando.
Es el escenario que
contemplan las Fuerzas Aéreas de Estados Unidos para el cercano 2020: el primer
paso para que contemos con nuestros propios Ala-X en un futuro denominado "la Guerra Aérea de quinta generación",
y que podría cargarse de un plumazo los cazas tal y como los conocemos.
Las armas láser ya no son fantasía
"La tecnología ya
ha madurado lo bastante y ha llegado a un nivel en el que podemos usarla [en
cazas]". El ingeniero Kelly Hammet, responsable del programa en el
Laboratorio de Investigación de la Fuerza Aérea, ha declarado a CNN que el salto de imaginación
a aviones de combate surcando los cielos está casi listo para entrar en acción.
El sistema HELLADS (High Energy Liquid Laser Area Defense System:
Sistema de Defensa Aérea de Láser Líquido de Alta Energía) prevé que entre 2020
y 2022, un caza podría entrar en acción armado con un láser de 120-150 kW.
Para hacernos una
idea, lo de arriba es un camión con el motor atravesado por un láser de 30
kW a una distancia de una milla. Se trata de un proyecto aparte, llamado
ATHENA, y desarrollado por Lockheed Martin para el Ejército. Pero da una idea
del tipo de potencia del que estamos hablando: armas de energía capaces de
atravesar el metal y destrozar motores y otros componentes críticos.
La Marina de Estados
Unidos es de las más avanzadas en el tema. Su proyecto LAWS ya tiene un arma
láser operativa montada en un destructor en activo. El USS Dewey,
autorizado desde octubre de 2014 a emplear de forma "defensiva" su
láser de 30kW. Capaz de cargarse un dron en apenas dos segundos o cepillarse un
barco enemigo con su luz concentrada.
¿Puede un caza hacer lo mismo?
El caso de los aviones
es mucho más complicado: no es lo mismo apuntar a un camión desde una posición
más o menos estática que surcar los cielos a Mach 2 intentando derribar un
misil que se mueve más rápido que tú. Las vibraciones y las fuerzas G a
las que se someten los cazas supersónicos son otro escollo a salvar,
precisamente en el que Hammet se muestra más confiado: ya
cuentan con una torreta que no interfiere con la aerodinámica de los aviones y
cree que en cinco años habrán resuelto el resto de problemas.
De ahí la alta
potencia que buscan: a mayor energía, menos tiempo hace falta para destrozar al
objetivo. Sobre todo, si consiguen superar el problema de las vibraciones, los
aviones no tendrían que frenar para usar el láser. La idea es conseguir montar
esto en un caza y con mayor potencia:
Se trata del HEL-MD,
el camión que usan para probar el láser de tercera generación, tan preciso que
es eficaz incluso contra proyectiles de mortero en pleno vuelo. Tras
haberlo probado con éxito este verano contra misiles, artillería y drones en
movimiento, el siguiente paso es disminuir su tamaño lo suficiente para
montarlo en forma de prototipo en un F-15 Eagle. Algo que podría llegar en
2017, según el general Herbert "Hawk" Carlisle.
El siguiente paso es
doblar su potencia y crear un avión que vuelva obsoleta la guerra aérea tal y
como la conocemos "en 20 ó 25 años", según el mismo general.
De momento, el
láser no está pensado para combatir a corta distancia, sino operar como un
escudo "de 360 grados". De momento. La idea, que lleva casi una década
en desarrollo y que se ha probado con éxito en varias ocasiones, es un viejo
sueño estadounidense. Anterior incluso al estreno de Star Wars: en 1973, un experimento de DARPA, la agencia
de ciencia loca de los militares norteamericanos, ya consiguió derribar con
éxito varios aviones no tripulados con rayos láser.
Mientras, el
Laboratorio de Investigación de la Fuerza Aérea desarrollaba las primeras
versiones del sistema HELLADS: rayos láser más potentes, capaces de atravesar
el acero, con un sistema de circulación que refrigerase la torreta y
permitiesen disparos continuados que tumben cualquier objetivo.
Un sueño que ahora está a punto de hacerse realidad.
¿Puede usarse en combate?
El énfasis en
"defensivo" viene por otra razón: 105 países han firmado ya un tratado de Naciones Unidas que prohíbe
los láser que puedan cegar "de manera irreversible" a una persona
"como parte de sus funciones de combate". Si todavía no hay un
proyecto para equipar a los soldados de tierra con armas bláster para
convertirlos en stormtroopers imperiales es en parte por ese tratado (y porque
es mucho más caro e ineficaz). Y porque los láser que ya se emplean -para guiar
bombas, medir distancias y otros cuantos usos tácticos (incluyendo detonar
minas, algo que ya se ha probado sobre el terreno en Irak- son
todos capaces de cegar a alguien.
Hace tres años,
General Atomics, los desarrolladores del HELLADS, lanzaron la idea de equipar su dron Predator C Avenger
con un módulo láser en un futuro cercano. Sonaba a broma, a meter una
característica para llevarse el contrato -sólo hay que leer los comentarios del
vídeo: "bullshit"-. Bien, puede que los cazas supersónicos con láser
todavía estén a cinco años. Pero en General Atomics tienen una fecha para
equipar a sus "lentos" (740 km/h a máxima velocidad) Avenger con un
módulo láser listo para la acción: el año 2018.
Y ese sí será el
escenario de batallas galácticas en el futuro cercano: drones contra drones.
Que, por definición, tendrán que enfrentarse en rango visual. Si los misiles ya
no pueden derribar aviones, es posible que veamos un regreso del combate
cercano: uno en el que el resultado se decida en un par de segundos y donde
gane el que tenga más "batería".
También a un escenario
de pesadilla en el que máquinas no tripuladas sobrevuelen el cielo equipadas
con una luz, casi indetectable, capaz de convertirte en un pincho moruno en
un par de segundos. Sin explosiones, sin previo aviso, sin tiempo para
saber que eres un objetivo. Mientras no te cieguen, el tratado lo permite.
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