Los medios de comunicación ingleses llevan días
publicando las imágenes del Dreadnought 2050,
el destructor que la Marina Real británica pretende tener en el futuro para
seguir a la vanguardia de la tecnología militar. Un grupo de científicos e
ingenieros especializados en defensa naval -Startpoint- ha sido el encargado de
dar forma un proyecto que nace para predecir cómo serán los barcos de guerra y
qué equipamiento incorporarán.
El Dreadnought 2050
es una revolución de proa a popa. En primer lugar, el casco de la embarcación
-un trimarán- estaría construido con composite ultraresistente, más ligero que
el metal, y con grafeno, por lo que el barco sería más rápido y consumiría
menos combustible. Además, éste podría pasar de
ser opaco a transparente a través de un sistema eléctrico, por lo
que la tripulación tendría mayor visibilidad a la hora de ejecutar las
operaciones de ataque/defensa y las maniobras.
Los mástiles convencionales pasan a mejor vida. En su
lugar, encima del destructor habría drones
equipados con sensores para que ejerzan de radar. La aeronave sin
tripulación estaría conectada por nanotubos de carbono enfriados
criogénicamente para transmitir energía a los motores y armas láser.
El hecho de no llevar sistemas de radares y antenas
hace que la embarcación sea mucho menos visible para cualquier radar enemigo,
circunstancia que se reforzaría con un potente juego de lastres de agua para que ésta quede parcialmente sumergida
cuando no navega a gran velocidad.
En la sala de operaciones se emplearía hologramas en 3D para el seguimiento de las
operaciones. Para gobernar esta bestia de la guerra apenas haría falta 50
efectivos, una tercera parte de los que hoy son necesarios.
El arsenal del buque futurista es quizá lo más
sorprendente: por la proa podrían lanzar proyectiles capaces de alcanzar
objetivos como hacen los actuales misiles de larga distancia; en los costados, torpedos que alcanzarían los 300 nudos (555 km/h)
de velocidad y cañones electromagnéticos; en cubierta podrían despegar drones
armados; mientras que la popa tendría una zona de desembarco para tropas a
bordo de vehículos anfibios.
Aunque la mayoría de la tecnología del Dreadnought
2050 parece sacada de una película de ciencia ficcón, como recuerda
la BBC, muchos de estos sistemas
están ya inventados. No en vano, el USS Zumwalt (DDG 1000) estadounidense
ya luce una tecnología similar: cañones electromagnéticos, proyectiles lanzados
a velocidad inicial hipersónica, misiles con un alcance de 100 kilómetros y una
precisión de cirujano, láser... Eso sí, los 7.000 millones de euros que cuesta
cada uno de estos destructores del siglo XXI originó muchas críticas cuando fue
botada la primera unidad en 2013.
No hay comentarios:
Publicar un comentario