jueves, 12 de julio de 2018

Lo que pone tus ojos rojos en la piscina no es el cloro, sino la orina

Si buceas mucho en la piscina y abres los ojos, al final se te pondrán un poco rojos y te escocerán ligeramente. La razón popular que se aduce a este hecho es la concentración de cloro del agua.
 
Sin embargo, el origen de ello no es el cloro, sino la orina de todas las personas que pasan por la pisicina.

Orina y otras cosas

El verdadero origen del escozor y el rojo de nuestros ojos, además de la orina, son otras sustancias desagradables, como restos fecales, restos de sudor y suciedad en general del cuerpo de los usuarios de la piscina.
 
En realidad, el cloro es un responsable indirecto. Cuando la orina y el cloro se mezclan, la combinación convierte el cloro en un derivado del amoníaco llamado cloramina, que tiene un olor distintivo, y reputación de causar problemas respiratorios y un efecto revelador en los ojos.
Con todo, lo peor de todo son los restos fecales. Las personas con diarrea pueden propagar Cryptosporidium, un parásito resistente al cloro que es la principal causa de enfermedades transmitidas por el agua.
 
Para evitar estos males hay que obligar a los usuarios a pasar por la ducha antes de introducirse en la piscina. Y a no orinar en ella, naturalmente.

lunes, 9 de julio de 2018

La gente que usa corbata podría estar reduciendo el flujo de sangre al cerebro

Determinados movimientos sociales y gran parte de la juventud siempre ha desconfiado de la gente que viste con corbata. Los encorbatados, sencillamente, no son de fiar, llevan algo parecido a un palo insertado en el recto, han perdido la capacidad de soñar y ser felices, han sido devorados por la Nada, parafraseando La historia interminable.

Siguiendo con estas metáforas, un nuevo estudio sugiere que el uso de corbatas podría estar restringiendo el flujo de sangre que llega al cerebro de sus portadores.

Flujo de sangre
 
La investigación sugiere que el elemento básico del uniforme para hacer negocios (y dirigir un país) reduce el flujo de sangre al cerebro al aplastar las venas del cuello. Robin Lüddecke, del Hospital Universitario de Schleswig-Holstein, en Alemania, escaneó con sus colegas los cerebros de 15 hombres jóvenes sanos antes y después de ponerse corbata.
 
Cada participante recibió instrucciones de hacer un nudo Windsor y apretarlo hasta el punto de una ligera incomodidad. Lo suficiente como para vestir elegante.
 
Justo después de que los hombres ajustaron los lazos, el flujo de sangre en sus cerebros cayó en un promedio de 7,5 por ciento. Sin embargo, no se observaron cambios en el flujo sanguíneo cuando el experimento se repitió con 15 hombres que no se pusieron una corbata.
 
Es poco probable que una caída del 7.5% en el flujo sanguíneo produzca algún síntoma en el cerebro de una persona sana. Sin embargo, sí podría crear problemas para los fumadores, las personas mayores o aquellos con presión arterial alta. El uso de corbata, en estos casos, podría causar dolores de cabeza, mareos y náuseas.
 
No parece que esa restricción de sangre, pues, provoque que los que usan corbata usen el cerebro de forma menos eficaz. Tampoco parece, en principio, que el uso de corbata facilite padecer Alzheimer, a pesar de que a restricción sanguínea a largo plazo al cerebro está asociada con el desarrollo del mismo.
 
Si quienes las usan no quieren dejar de usarlas para no perder elegancia y charm, una posible solución pasa por hacer nudos más flojos... aunque eso haga diminuir un poco dicha elegancia.