lunes, 13 de agosto de 2018

La luz azul de nuestros dispositivos puede dañar nuestros ojos irreversiblemente

 
La luz azul se produce naturalmente en la luz del sol, que también contiene otras formas de luz visible y rayos ultravioleta e infrarrojos. Pero no solemos mirar fijamente el sol durante horas, porque ya desde pequeños nos han avisado que eso es malo para la vista.

Sin embargo, sí que nos pasamos horas mirando las pantallas de nuestros smartphones, tablets y otros dispositivos, que también emiten luz azul.

Luz azul

Se conoce como luz azul al rango del espectro de luz visible que tiene una longitud de onda entre 400-495 nm. La luz azul es un tipo de luz visible de alta energía como lo son el violeta y el índigo.

Los humanos pueden ver un espectro estrecho de luz, que va del rojo al violeta. Las longitudes de onda más cortas aparecen en azul, mientras que las más largas aparecen en rojo. Lo que aparece como luz blanca, ya sea por la luz del sol o la pantalla, en realidad incluye casi todos los colores del espectro.

Un equipo de investigadores de la Universidad de Toledo, Ohio, ha descubierto que la luz azul emitida por nuestras pantallas puede causar degeneración macular, un trastorno ocular que destruye lentamente la visión central y aguda, y no tiene remedio. Lo que ocurre es que la luz azul provoca la oxidación de la retina, creando "especies químicas tóxicas".

 
La luz azul tiene más energía y una longitud de onda más corta que otros colores, por lo cual daña gradualmente el ojo. Y estamos continuamente expuestos a ella y la córnea y el cristalino no pueden bloquearla ni reflejarla. La enfermedad surge entre personas de 50 o 60 años, por la muerte de las células receptoras de luz de la retina.

En los Estados Unidos la degeneración macular vinculada a la edad es la causa principal de ceguera. Así que, mientras se continúan haciendo investigaciones al respecto, los investigadores recomiendan usar gafas de sol que filtren tanto los rayos ultravioletas como los azules y evitar mirar el smartphone o la tableta en la oscuridad.

Otra opción que podría tomar los fabricantes es evitar depender tanto de la luz azul. Por ejemplo, los militares todavía usan luz roja o naranja para muchas de sus interfaces, incluidas las que se encuentran en las salas de control y las cabinas de mando. Estos son colores de bajo impacto que son adecuados para los turnos nocturnos.

viernes, 10 de agosto de 2018

Eliminar infecciones sin el uso de antibióticos podría ser realidad con intervenciones nutricionales

 
El uso excesivo de antibióticos está propiciando una epidemia de resistencia a los antibióticos, ya que se eliminan más bacterias susceptibles, pero las cepas más resistentes viven y se multiplican.
 
El año pasado, de hecho, la Organización Mundial de la Salud publicó la primera lista de bacterias resistentes a los antibióticos, que incluye a las doce familias más letales, y que pone de manifiesto la amenaza que suponen las bacterias resistentes a múltiples antibióticos. Pero ¿y si ya no fueran necesarios los antibióticos?

Elementos comunes de la dieta

Investigadores del Instituto Salk sugieren en un estudio que administrar suplementos dietéticos de hierro a los ratones les permitió sobrevivir a una infección bacteriana normalmente letal y provocó que las generaciones posteriores de esas bacterias fueran menos virulentas.
 
El estudio, que aparece en la revista Cell el 9 de agosto de 2018, demuestra en estudios preclínicos que las estrategias no basadas en antibióticos, como las intervenciones nutricionales, pueden desviar la relación entre el paciente y los patógenos del antagonismo hacia la cooperación.
 
El trabajo sugiere que, en lugar de matar bacterias, si se promueve la salud del huésped se puede controlar el comportamiento de las bacterias para que no cause enfermedades, y realmente podemos impulsar la evolución de cepas menos peligrosas.
 
Para demostrarlo, se estudió una infección gastrointestinal de origen natural en ratones causada por Citrobacter rodentium (CR), que produce diarrea, pérdida de peso y, en casos extremos, la muerte.
 
 
Para ello, administraron a una población de ratones una dosis LD100 de Citrobacter (que debería matar al 100 por 100 de la población hospedadora) y alimentó a la mitad de la población con una dieta normal y la otra mitad a una dieta suplementada con hierro durante solo 14 días, después de lo cual regresaron a una dieta normal. Tras 20 días, todos los ratones infectados en el grupo sin hierro habían sucumbido a la infección. Sin embargo, en el grupo de hierro suplementario, el 100 por 100 de los ratones infectados estaban vivos y sanos, incluso cuando llegaron al día 30.
 
El análisis tisular en el transcurso del experimento mostró que ambos grupos de ratones infectados tenían niveles comparables de bacterias, sin embargo, el grupo de hierro parecía saludable, mientras que el grupo sin hierro empeoró.
 
Un año después, los animales infectados con Citrobacter y que habían recibido un único ciclo de dos semanas de hierro en la dieta estaban vivos y sanos, y sorprendentemente aún colonizados por el patógeno en su tracto gastrointestinal. Lo que había pasado, básicamente, es que se había impulsado la evolución de las cepas debilitadas del patógeno.
 
Esto no significa que los suplementos de hierro vayan a salvar vidas, porque hay infecciones donde el hierro está desaconsejado, como es el caso de la malaria. Sin embargo, estos hallazgos son importantes porque sugieren que manipular el estado metabólico del huésped y del patógeno con elementos dietéticos comunes puede ser extremadamente eficaz en la cura de infecciones. Lo que significa que podríamos tratar las infecciones con estrategias que son más accesibles a nivel mundial.