jueves, 18 de agosto de 2016

Es posible que leer más libros, suponga tener una esperanza de vida más alta


Según un estudio llevado a cabo por un equipo de investigadores de la Escuela de Medicina de la Universidad de Yale, y que ha sido publicado en la revista Social Science & Medicine, leer libros podría incrementar tu esperanza de vida (lo cual, desde el punto de vista poético, significa vivir más vidas y, además, más tiempo).

 
¿Leer más libros supone tener una esperanza de vida más alta?
 
La correlación no hace distinción entre libros físicos y libros electrónicos: los investigadores descubrieron que los que leían libros viven un promedio de dos años más que aquellos que no leen libros tras analizar datos de un estudio de salud en el que intervinieron 3.635 personas.
 
Concretamente, los que leían hasta 3,5 horas a la semana tenían un 17% menos de probabilidades de morir durante los 12 años de seguimiento del estudio que los que no leían absolutamente ninguna obra. Los que leían aún más, eran un 23% menos propensos a morir, en comparación con los no lectores. Según Becca R. Levy, coautora del trabajo:
 
Las personas que informaron de una media hora diaria de lectura de libros tenía una ventaja de supervivencia significativa con respecto a los que no leían.
 
La edad, la raza, la salud, la depresión, el empleo o el estado civil se tuvieron en cuenta para establecer esta correlación. Pero no hemos de olvidar que solo es una correlación, así que no podemos afirmar que una cosa sea consecuencia de la otra: quizá los que suelen leer libros tienen otros hábitos que refuerzan su esperanza de vida. Sea como fuere, leer libros siempre es un buen consejo (a ser posible si no están entre los más vendidos).

miércoles, 10 de agosto de 2016

La pastilla de chocolate que optimizará tu salud

Las primeras pastillas de cacao se tomarán para prevenir los cálculos renales y llegarán a finales de este año. Al parecer, la teobromina, presente en el cacao, frena el ácido úrico, que al cristalizarse forma cálculos.
 
Basta con tomar 20 gramos de chocolate negro al día (200 miligramos de teobromina) para prevenir la formación de estos cálculos, según un estudio publicado en PLOS ONE. Esta pastilla será una forma cómoda de ingerir la cantidad necesaria. El laboratorio Devicare ha adquirido en exclusiva la licencia de explotación de este hallazgo.
 
El cacao también está abriendo vías de investigación para prevenir la diabetes (el chocolate negro ayuda a regular la presencia de azúcar en sangre), y también podría ayudar a prevenir alergias provocada por el polen, los ácaros del polvo o las proteínas de determinados alimentos.
 
Por si fuera poco, contiene triptófano, un aminoácido que regula los niveles óptimos de serotonina, el neurotransmisor que determina parte de nuestro estado de ánimo. Los polifenoles (que fabrica las plantas para protegerse de las agresiones externas, como las plagas, el exceso de sol y la falta de agua), también están presentes en el cacao y podrían dilatan los vasos sanguíneos, permitiendo que llegue más sangre al cerebro.
 
Ingerir estas píldoras de cacao será una forma más eficaz de aprovecharse de estos beneficios, pues el chocolate negro solo conserva entre un 60% y un 90% de cacao puro, y el chocolate blanco, por ejemplo, no tiene ninguna de estas propiedades.

Si duermes en un sitio nuevo, tu cerebro no desconecta tanto como de costumbre

Si una noche dormimos en un lugar diferente al habitual, como por ejemplo un hotel mientras estamos de vacaciones, es probable que la primera noche no descansemos tanto. La razón de ello parece ser que en tales circunstancias un hemisferio del cerebro se mantiene más despierto durante el sueño, como si durmiéramos con un ojo abierto, vigilantes.
 
Este extraño fenómeno ha sido recientemente descubierto por un equipo de investigadores de la Universidad de Brown. La investigación ha sido liderada por Yuka Sasaki, investigadora de ciencia cognitiva, psicológica y lingüística de Brown. Sus conclusiones han sido publicadas en la revista Current Biology.
 
En el estudio se usaron técnicas de neuroimagen avanzada para analizar el cerebro dormido de 35 voluntarios. Sin embargo, aún no se sabe por qué el cerebro mantiene un estado de alerta en un solo hemisferio si se encuentra en un lugar nuevo o extraño, si bien podría reducirse este efecto llevando con nosotros nuestra propia almohada o alojándonos en hoteles con habitaciones similares.
 
Tal y como señala Yasaki, el siguiente paso en la investigación sería aturdir temporalmente la parte despierta del cerebro mediante la estimulación magnética transcraneal para comprobar si mejora el sueño.

Se ha descubierto un compuesto que revierte los síntomas del alzhéimer o el párkinson

Según un estudio de cinco años de duración que ha sido publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences, se ha logrado identificar un compuesto que es capaz de revertir los síntomas de enfermedades neurodegenerativas como el alzhéimer o el párkinson. De momento, los sujetos del experimento han sido moscas de la fruta.
Los autores del estudio, un equipo internacional de científicos dirigido por la Universidad de Leicester, descubrieron que la inhibición de las enzimas TDO y FMO mejoraba los síntomas de todas las moscas.
La razón es que aumentaban de los niveles del metabolito de la vía de quinurenina conocido como ácido quinurénico (KYNA), que es capaz de contrarrestar los efectos de los metabolitos tóxicos en el sistema nervioso y por lo tanto aliviar algunos de los síntomas de la neurodegeneración. Según Flaviano Giorgini, líder del estudio:
"Estamos muy emocionados por estos resultados, ya que sugieren que la inhibición de TDO y KMO podría ser una estrategia general empleada para mejorar los síntomas en una gran variedad de trastornos neurodegenerativos, no sólo el párkinson y el alzhéimer, por lo que nuestro siguiente paso es validar nuestro trabajo en modelos de mamíferos y en última instancia ver si estos fármacos podrían ser útiles para los pacientes en los ensayos clínicos."
 
Que este fármaco pase a probarse en seres humanos parece aún una posibilidad lejana, sin embargo, ese es el objetivo final de los investigadores.

Llega el primer avión vertical de uso personal

El primer avión de despegue y aterrizaje vertical del mundo para uso personal está siendo desarrollado por una start-up' patrocinada por la ESA, la Agencia Europea del Espacio, tal y como podéis ver en el vídeo que viene a continuación.
 
Lilium ya ha demostrado el concepto con varios prototipos a escala de 25 kilos y ahora está desarrollando su primer avión ultraligero de despegue y aterrizaje vertical. El avión está clasificado como un avión ligero deportivo para dos ocupantes, y se requiere licencia de piloto con una formación mínima de 20 horas.
Totalmente eléctrico, el avión es mucho más silencioso durante el despegue que los helicópteros, y podrá surcar el cielo a velocidades de 400 kilómetros por hora. Según palabras de Daniel Wiegand, CEO y uno de los cuatro fundadores de la compañía:
Nuestro objetivo es desarrollar un avión para su uso en la vida cotidiana. Se trata de un avión que puede despegar y aterrizar verticalmente y no necesita la infraestructura compleja y costosa de un aeropuerto.

jueves, 4 de agosto de 2016

Rayos X permiten leer los papiros carbonizados sin desenrollarlos


 
El monte Vesuvio entró en erupción en el año 79 d. C., destruyendo la antigua ciudad romana de Herculano y la famosa Pompeya. Hace 260 años, expertos descubrieron en la primera casi 800 papiros carbonizados en un edificio llamado Villa de los Papiros, enterrado bajo quince metros de ceniza. Algunos de los papiros se desenrollaron con cierta facilidad, otros quedaron destruidos durante el proceso, y otros eran demasiado frágiles para intentarlo. Ahora, un nuevo método no intrusivo permite leer su contenido sin desenrollarlos, según ha explicado el equipo liderado por Vito Mocella, del Instituto de Microelectrónica y Microsistemas del Consejo Nacional de Investigación italiano.

La técnica, llamada tomografía de contraste de fase de rayos X, permite leer las letras de un papiro enrollado que ha sufrido temperaturas de hasta 320 °C. Según los expertos, probablemente las palabras descifradas hasta ahora fueran escritas en el siglo anterior a la destrucción de la ciudad.

Además, los avances también ayudarán el estudio de la composición química y atómica de los tintes, y las fibras de los soportes, datos esenciales para conocer la edad y procedencia de los papiros.


De manera similar a como hacen los escáneres médicos, el nuevo método produce imágenes en tres dimensiones del interior del papiro carbonizado sin desenrollar, pero además, distingue la tinta de la superficie del papiro. Durante las primeras pruebas el equipo consiguió descifrar 24 letras de griego antiguo e incluso una frase que ha podido leerse en uno de los rollos sugiere que fue escrito por un filósofo llamado Philodemus, por ser el estilo de la escritura similar al de otros papiros herculanos escritos por él.
 
 

No era una señora

 
Ayer me quedé de pasta de boniato. Estaba a punto de entrar en una librería y coincidí en la puerta con una señora. Al menos, creí que lo era. Una mujer sobre los cuarenta años, normalmente vestida, quizá con un punto demasiado juvenil para su edad. Por lo demás, de aspecto agradable. Ni elegante ni ordinaria. Ni guapa ni fea. Coincidimos en la puerta, como digo, viniendo ella de un lado de la calle y yo de la dirección contraria. Y en el umbral mismo, por reflejo automático, me detuve para cederle el paso. Desde hace casi sesenta años –su trabajo les costó a mis padres, en su momento– eso es algo que hago ante cualquiera: mujer, hombre, niño; incluso ante los que van por el centro de Madrid en calzoncillos y chanclas, torso desnudo y camiseta al hombro, impregnando el aire de aroma veraniego; tan desahogados, ellos y la madre que los parió, como si estuvieran en el paseo marítimo de una playa o vinieran de chapotear en la alberca del pueblo.

Me detuve en el umbral, como digo. Para cederle el paso a la señora, igual que se lo habría cedido al lucero del alba. Incluso a mi peor enemigo. Hasta a un inspector de Hacienda se lo habría cedido. Pero mi error fue considerar señora a la que sólo era presunta; porque al ver que me detenía ante ella, en vez de decir «gracias» o no decir nada y pasar adelante, me miró con una expresión extraña, entre arrogante y agresiva, como si acabara de dirigirle un insulto atroz, y me soltó en la cara: «Eso es machista».

Oigan. Tengo sesenta y cuatro tacos de almanaque a la espalda, y entre lo que lees, y lo que viajas, y lo que sea, he visto un poco de todo; pero esto de la señora, o la individua, en la puerta, no me había ocurrido nunca. En mi vida. Así que háganse cargo del estupor. Calculen el puntazo de que eso le pase a un fulano de mis años y generación, educado, entre otros, por un abuelo que nació en el siglo XIX, y del que aprendí, a temprana edad, cosas como que a las mujeres se las precede cuando bajan por una escalera y se les va detrás cuando la suben, por si les tropiezan los tacones, que cuando es posible se les abre la puerta de los automóviles, que uno se levanta del asiento cuando ellas llegan o se marchan, que se camina a su lado por el lado exterior de las aceras –«Que no digan que la llevas fuera», bromeaba mi padre con una sonrisa– y cosas así. Calculen todo eso, o imagínenlo si su educación familiar dejó de incluirlo en el paquete, y pónganse en mi lugar, parado ante la puerta de la librería, mirando la cara de aquella prójima.

Habría querido disponer de tiempo, por mi parte, y de paciencia, por la de ella, para decir lo que me hubiera gustado decirle. Algo así como se equivoca usted, señora o lo que sea. Cederle el paso en la puerta, o en cualquier sitio, no es un acto machista en absoluto, como tampoco lo es el hecho de no sentarme nunca en un transporte público, porque al final acabo avergonzándome cuando veo a una embarazada o a alguien de más edad que la mía, de pie y sin asiento que ocupar. Como no lo es ceder el lugar en la cola o el primer taxi disponible a quien viene agobiado y con prisa, o quitarte el sombrero –porque algunos, señora o lo que usted sea, usamos a veces panamá en verano y fieltro en invierno– cuando saludas a alguien, del mismo modo que te lo quitas –que para eso también lo llevas, para quitártelo– cuando entras en una casa o un lugar público. Así que entérate, cretina de concurso. Cederte el paso no tiene nada de especial porque es un reflejo instintivo, natural, que a la gente de buena crianza, y de ésa todavía hay mucha, le surge espontánea ante varones, hembras, ancianos, niños, e incluso políticos y admiradores de Almodóvar. Ni siquiera es por ti. Ni siquiera porque seas mujer, que también, sino porque la buena educación, desde decir buenos días a ceder el paso o quitarte la puta gorra de rapero, si la llevas, facilita la vida y crea lazos solidarios entre los desconocidos que la practican.
Y, bueno. Me habría gustado decir todo eso de golpe, allí mismo; pero no hubo tiempo. Tampoco sé si lo iba a entender. Así que permanecí inmóvil, mirándola con una sonrisa que, por supuesto, le resbaló por encima como si llevara un impermeable; porque al ver que me quedaba quieto y sin decir nada, cruzó el umbral con aire de estar gravemente ofendida. «Lo he hecho polvo», debía de pensar. Y yo la vi entrar mientras pensaba, a mi vez: No es por ti, boba. Sé de sobra que no lo mereces. Es por mí. Por la idea que algunos procuramos mantener de nosotros mismos. Algo que, mientras te veo entrar en esa librería que de tan poca utilidad parece serte, me hace sonreír con absoluto desprecio.